6 preguntas mas frecuentes sobre los Antialérgicos

Dr. Charly Alexander Alcaraz Ayala

Egresado de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad María Auxiliadora sede Asunción- Paraguay.

Especialista en Medicina Interna por el Hospital Policial de la Universidad Católica de Asunción.

Los antihistamínicos, conocidos con antialérgicos, son los medicamentos más empleados en el tratamiento de las enfermedades alérgicas.

    Su mecanismo de acción se basa en el bloqueo de un receptor de una sustancia, la histamina, la cual es una sustancia química presente en todos los tejidos del organismo, fabricada y almacenada en células especializadas llamadas mastocitos y en un tipo de glóbulos blancos de la sangre llamados basófilos, que se libera cuando se entra en contacto con un alérgeno, es decir, un agente externo al que la persona es susceptible y que al entrar en contacto con el mismo se desencadena una reacción alérgica.

    Cuando se produce una reacción alérgica, el alérgeno interactúa con los receptores de anticuerpos de la superficie de unos glóbulos blancos específicos llamados mastocitos, aunque también con otro tipo de leucocitos llamados basófilos. Cuando se produce esta unión y se forma el llamado complejo antígeno-anticuerpo, estos glóbulos blancos liberan la histamina (junto con otros moduladores químicos) que se encuentra en su interior. Ya fuera de la célula, la histamina reacciona con tejidos cercanos. Es decir, es esta unión de la histamina con sus receptores lo que provoca los síntomas de una reacción alérgica.

    Los principales tipos de antihistamínicos se pueden clasificar en tres grupos:

    1. Antihistamínicos clásicos o de primera generación

    Los antihistamínicos clásicos o de primera generación fueron los primeros a ser introducidos en el mercado y funcionan bloqueando la liberación de histamina en el cerebro y en la médula espinal. Es por eso, que causan más efectos secundarios como somnolencia acentuada, sedación, fatiga, alteraciones en las funciones cognitivas y en la memoria. Asimismo, también son difíciles de eliminar del organismo y por esta razón deben evitarse.

    Los principales antihistamínicos de primera generación son: Prometazina, Dexclorfeniramina, Hidroxizina, Clemastina, Difenhidramina.

    Estos antihistamínicos generalmente son indicados para el tratamiento de reacciones alérgicas, dermatitis alérgica, urticaria, rinitis alérgica, vértigo, náuseas causadas por los viajes o para prevenir vómitos postoperatorios, por ejemplo, y deben ser usados solo bajo indicación médica.

    2. Antihistamínicos no clásicos o de segunda generación

    Los antihistamínicos no clásicos o se segunda generación son medicamentos que funcionan impidiendo la acción de la histamina en tejidos periféricos, como los vasos sanguíneos, trato gastrointestinal y sistema respiratorio. Estos antihistamínicos penetran en menor cantidad en el sistema nervioso central y son eliminados más rápidamente, presentando menos efectos secundarios.

    Los principales antihistamínicos se segunda generación son: Loratadina, Cetirizina, Bilastina, Ebastina, Epinastina.

    Estos antihistamínicos generalmente son indicados para el tratamiento de reacciones alérgicas, urticária, rinitis alérgica, conjuntivitis alérgica, ayudando a aliviar los síntomas, como picazón en la piel, ojos y nariz, congestión nasal, estornudos, ojos irritados o tos.

    3. Antihistamínicos de tercera generación

    Los antihistamínicos de tercera generación son medicamentos producidos a través de la modificación de moléculas de los antihistamínicos se segunda generación, presentando la misma acción y eficacia, pero con dosis y efectos secundarios menores.

    Los principales antihistamínicos de tercera generación son: Levocetirizina, Desloratadina Fexofenadina

    Estos medicamentos son indicados para el tratamiento de la rinitis alérgica, urticaria crónica, alergias en la piel, conjuntivitis alérgica o coriza, por ejemplo, y deben ser usados según la indicación médica.

    Estos fármacos se deben prescribirse con muchos cuidados en niños menores de 2 años, embarazadas, lactantes y ancianos como así también en ciertas patologías como; Diabetes, Hiper placía prostática, Epilepsia, Enfermedad cardíaca, Aumento de la presión en los ojos (glaucoma), Hiperactividad de la tiroides, por los efectos adversos causados.

    Toda persona dentro de lo permitida puede consumir los antihistamínicos, siempre teniendo en cuenta los síntomas presentados.

    La mayoría de las personas desarrollan alergias por primera vez durante la niñez. No obstante, no son un problema exclusivamente infantil. Si usted es un adulto, su congestión, sus estornudos y su tos pueden ser consecuencia de alergias, incluso si nunca había tenido una.

    Aunque es común, el inicio repentino de alergias puede resultar frustrante. No siempre es claro por qué alguien desarrolla alergias repentinas a una edad avanzada. La genética puede influir, así como los cambios en los sistemas inmunes adultos. La aparición de alergias durante la adultez a menudo ocurre en personas en los 20 o 30, aunque es posible desarrollar alergias a cualquier edad.

    Son muy frecuentes las alergias al polen, a los ácaros, al pelo de mascotas, a alimentos, frutos secos, productos lácteos, a las picaduras de, insectos y a algún tipo de medicamento como la penicilina.

    Así también existen alergias muy raras y pocos frecuentes como las; Urticaria acuagénica o alergia al agua, Hipersensibilidad al semen, Alergia al sol, al frio, sudor, hormonas (ej. Ciclos menstruales).

    El cuadro es muy reconocible; estornudos, picor en la nariz, paladar y ojos, urticaria, tos… los síntomas varían según el causante, ya sea polvo en suspensión, un insecto, un medicamento o un alimento concreto. Para saber si se padece algún tipo de alergia se efectúan unas pruebas comparadas; la única forma eficaz de diagnóstico es provocarlas por medio de exposición al alérgeno. El método es depositar sobre la piel del antebrazo una gota del extracto alergénico y hacer una minúscula punción; la punta de la lanceta introduce el alérgeno en la capa más superficial de la piel, y la reacción llega pasado un cuarto de hora. En casos severos se puede hacer una prueba oral controlada, siempre en hospital.