La anemia durante el embarazo es un problema de salud global, ya que puede tener consecuencia no solo en la madre si no también en el feto.
La OMS estima que aproximadamente 30% de las mujeres en edad reproductiva están anémicas y que la anemia puede complicar hasta el 40% de embarazos. La gran mayoría de estas anemias son secundarias a déficit de hierro, común en las mujeres por varios factores incluidos la pérdida de sangre con la menstruación, la lactancia, los embarazos.
El embarazo constituye un periodo crítico en la mujer, ya que los requerimientos de hierro aumentan dramáticamente para cubrir las necesidades de la madre y el feto ( de 1-2 mg/kg hasta 6 mg/kg en el tercer trimestre).
La anemia durante el embarazo se asocia con mayor riesgo de partos prematuros, bebes con bajo peso al nacer, depresión post parto y aumento de riesgo de muerte fetal antes o durante el parto.
Todas las embarazadas deben recibir suplementarios con hierro aproximadamente 30 mg/ día, de manera PREVENTIVA para suplir los requerimientos aumentados. Aquellas con diagnóstico de anemia deberán recibir de 40-200 mg/día según la severidad de su anemia, siendo lo más frecuente utilizar 60 mg/ día de hierro elemental.